La vida después del abuso

Se suponía que la tenía que cuidar. Sin embargo, cuando el hombre quedaba a cargo de la nieta de su pareja, abusaba de ella. Lo descubrieron porque guardaba las pruebas en una Ceibalita y un video que filmó de la niña de nueve años lo delató. Pasó en Florida, durante casi dos años, y se descubrió en octubre. Fue el último caso de abuso sexual que se dio a conocer a la prensa, pero cada día, de los cinco ingresos que hay al Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (Sipiav), hay al menos uno en que la víctima sufrió este tipo de abuso.

A los especialistas les preocupa que esos casos, los que sí se tratan, sean la punta del iceberg. Es un delito que sobrevive y se prolonga en el tiempo a costa del silencio de víctimas y testigos, y eso lo demuestran las cifras: en dos tercios de los casos eran episodios recurrentes. Se repitieron y nadie los detectó o denunció. Eso hace difícil estimar la verdadera dimensión del problema en Uruguay, y se le suma el hecho de que detrás de un niño ingresado por maltrato quizás se escondan otras formas de abuso que podrán aparecer luego en terapia.

Muchos se preguntan cómo los casos pasan tanto tiempo en la oscuridad. Otros cuestionan la naturaleza de tales delitos, especialmente si quien lo comete es un padre o un familiar. Pero ¿qué pasa con estos niños y adolescentes una vez que se descubre que fueron violados o abusados?

En Montevideo, San José y Canelones hay servicios especializados, contratados por INAU, que se encargan de realizar tratamientos denominados "de reparación". Sin embargo, quienes trabajan en ellos afirman estar saturados.

En el interior el acceso a estos centros está restringido. Solo hay en Maldonado, Artigas y Bella Unión, y surgieron como respuesta ante una necesidad apremiante. Sipiav ha tendido una red que por el momento tiene 28 Comités de Recepción Local (CRL), que se encargan de recibir los casos, derivarlos a ONG y distintos servicios, seguirlos y conformar equipos de atención para cada situación.

Son el primer paso de los niños en el sistema en camino a recibir un tratamiento e implican la coordinación con el Ministerio del Interior, de Salud, de Educación, de Desarrollo Social y con INAU para tejer una respuesta. Pero estas primeras puertas de atención no son suficientes y por eso el instituto está agrandando la red de servicios.

Tal es la demanda, dice la coordinadora del Sipiav, María Elena Mizrahi, que cada vez se agregan nuevos centros, centros de entrada y personal. El caso puede ingresar al sistema por diferentes vías. A través de la Línea Azul una línea telefónica que atiende denuncias de violencia, de servicios específicos para casos de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR