Los viejos protagonistas

El tiempo pasa. Pero la generación que hace medio siglo es la protagonista del país sigue fijando los temas de la agenda nacional.Fueron los jóvenes que abrazaron la cultura sesentista tan bien descrita por Gatto en su “Cielo por asalto”. Se enamoraron de la pose crítica provinciana, sucumbieron al malhumor intelectual de Quijano, creyeron en la esperanza de la revolución cubana, y colaboraron en mellar la legitimidad política y social de aquel Uruguay democrático. Cuando llegó la dictadura militar sufrieron el exilio, la arbitrariedad y el miedo, a la vez que encontraron motivos para luchar por las libertades “burguesas” conculcadas.Ya al mediodía de sus vidas, recibieron con alegría la democracia restaurada. En sus cuentas pendientes quedó una salida pactada con los militares que nunca terminaron de asumir. Por esos años también, el derrumbe del totalitarismo socialista no terminó de convencerlos del profundo error de su causa vital: habían puesto sus esperanzas en una utopía miserable cuyo avatar cubano era una execrable dictadura más.En los noventa, lejos de mirarse en el espejo de la autocrítica, la emprendieron desde la cultura, la política y los sindicatos contra la modernización liberal. Todo aquello era neoliberal, imperialista y cruel. Si el socialismo estatista había caído, siempre quedaba la esperanza de un hombre nuevo, esta vez latinoamericanista y solidario: el error no era el socialismo, sino su implementación estalinista.Así, en el ocaso de sus vidas, la debacle de 2002 terminó de convencerlos de que el triunfo era posible. Un tiempo nuevo forjado por una comunión progresista en el continente habría de alumbrar finalmente el camino. Un oncólogo que pedía exoneraciones tributarias en tiempos del gobierno...

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