Contra viento y marea

En ambientes que combinan desafíos y oportunidades, legiones de emprendedores se proponen hacer realidad la ambición del negocio propio: aunque sus motivaciones sean distintas, como muestran algunos casos exitosos, tienen en común un entusiasmo a toda prueba y mucha garra.El auge del entrepreneurship ha llevado a la formación de un ecosistema en toda la región latinoamericana, que capta cada vez mayor atención de gobiernos, universidades e inversores.ynbsp;En toda América Latina hay casos de emprendedores que, en diversas industrias, movidos por la necesidad o por una oportunidad, y con disímil experiencia en los negocios, encontraron un camino para fundar y afianzar sus propias empresas.Superar los primeros 42 meses de vida de una empresa depende, en gran medida, de la habilidad y el tesón del emprendedor. Tras 17 años de experiencia con la marca de joyas que lleva su nombre, la mexicana Tanya Moss puede dar cuenta de esos desafíos. «Cuando creamos la empresa, lo único que teníamos era entusiasmo. Carecí- amos de conocimientos, legales, administrativos, de logística. Tuve la ventaja de iniciar el negocio con mi marido, que además es mi socio, y poco a poco, preguntando, fui aprendiendo», confiesa. Hoy, con 70 empleados, su emprendimiento incluye 12 boutiques propias y puntos de venta en El Palacio de Hierro, la tienda por departamentos más prestigiosa de México, además de una franquicia en Puebla. Y planea de expandirse a otros países.Moss comenzó a fabricar aros y dijes de manera artesanal cuando aún era una estudiante universitaria. «Diseñaba joyas para mis amigas, también las vendía en bazares, e iba de casa en casa con un par de maletitas a visitar potenciales clientes», recuerda. En 1996 inauguró la primera tienda en Polanco, una de las zonas donde vive la gente más acaudalada de la ciudad de México, pero le tomó una década estabilizarse financieramente y lograr el despegue. «Así como abrimos tiendas, muchas tuvimos que cerrarlas; fue un proceso que nos obligó a reinventarnos, a conocer mejor el negocio, los tiempos y la demanda. Enfrenta- mos dificultades, pero seguimos adelante», reflexiona.Hace dos años, con el diseño de una mariposa siempre presente, a su línea de joyería en plata y oro Moss sumó otros productos: prendas de vestir, bolsos y anteojos de sol. «Lo tengo más que claro -concluye-, soy una emprendedora que no puede quedarse quieta. Eso es lo que soy y he sido siempre, y no solo por cómo se dieron las cosas o por cómo las he hecho, sino...

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