La vuelta al mundo en 1.050 días

MIGUEL ARREGUIHace 50 años, tres jóvenes oficiales de la Armada uruguaya completaron la vuelta al mundo en un velero, el Alférez Cámpora, tras recorrer más de 60.000 kilómetros en casi tres años. El viejo yate y sus tripulantes se convirtieron en leyenda.El Alférez Cámpora, velero de 14,75 metros de eslora, zarpó del Puerto del Buceo el 31 de enero de 1960, despedido por aviones, barcos y una multitud. Era tripulado por el alférez Jorge Nader Curbelo, de 30 años, nacido en San Carlos; el alférez Carlos Costa González, también de 30 años, nacido Melo y criado en el campo; y el guardiamarina José Firpo Ugartemendía, sanducero de 28.La idea se había gestado al menos cinco años antes entre jóvenes egresados de la Escuela Naval. ¿Qué los motivó? Afán de aventura, desafío personal y, de paso, "mostrar la bandera" alrededor del mundo.El barco sería un velero relativamente pequeño tripulado por no más de cuatro hombres, que deberían salvar grandes privaciones y esfuerzos prolongados.Prepararon el viaje durante más de cuatro años bajo la dirección del capitán de corbeta Ulises Walter Pérez. Cuatro jóvenes, que ya eran buenos atletas, perfeccionaron sus conocimientos de navegación, mecánica, uso de la radio y lo más complejo: cultivaron la paciencia y el sentido de equipo necesario para convivir durante años, sin grandes desequilibrios, en un cascarón rudo.En 1956 compraron el yate Achernar, un velero de 35 toneladas botado en 1934 en Amsterdam. Originalmente se llamó Microcosmos. En 1936 lo había comprdo el ingeniero argentino Hugo Stuntz, quien recorrió mares de Europa y viajó en él hasta el Río de la Plata. Pasó por otras manos antes de ser adquirido por los uruguayos.El Achernar, de dos mástiles más bien cortos, no era un pura sangre veloz pero sí marinero y fuerte: casco de acero con tres secciones estancas, 14,75 metros de eslora, 4,20 metros de manga y 2,40 metros de calado.Fue remozado por completo. Se cambió su motor por un diesel de seis cilindros de 65 caballos de fuerza y se le incorporó otro más pequeño a gasolina para la recarga de baterías. No tendría radar ni ecosonda para medir la profundidad, por lo que la navegación dependería de instrumentos clásicos y de una guardia permanente en cubierta.Dentro del programa de preparación física los cuatro aventureros resolvieron extirparse el apéndice. Uno de ellos, el alférez Adolfo Cámpora Gastelú, de 26 años, falleció el 7 de noviembre de 1958 como consecuencia de un accidente de cirugía. Los tres...

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