Vuelta a la realidad

El mismo Derecho que, esperaba, cobijaba a las naciones pequeñas de la prepotencia de sus vecinos más poderosos.> > Los argumentos proclamados por Putin para justificar lo injustificable varían. Afirmó que su propósito únicamente era proteger a las minorías de habla rusa que habitan algunas provincias en la Ucrania oriental; que pretendía evitar que Ucrania -en ejercicio de su soberanía- se incorporase a la OTAN; y que era necesario liberarla de una tiranía de neonazis (lo que llama la atención porque los padres del presidente ucraniano son judíos) y drogadictos. La realidad -reconocida por el mismo Putin en escritos y discursos- es que considera que Ucrania no merece existir como un Estado independiente y que debe formar parte de un espacio eslavo dominado por Rusia. Es necesario retroceder a la crisis de los Sudetes, en 1938, para encontrar un ejemplo comparable de tantas mentiras e hipocresías. Con la diferencia de que, esta vez, no ha habido un Munich.> > La invasión, condenada en la Asamblea General de las Naciones Unidas, tiene consecuencias importantes. > > Dejó en evidencia lo difícil que es enfrentar una potencia mundial que posee un considerable armamento nuclear. La pregunta ahora es ¿hasta qué punto emprender represalias contra el agresor antes de que este se decida a escalar el conflicto y llegar al borde de la Tercer Guerra Mundial?> > Es razonable pensar que Putin consideró que las democracias liberales de la OTAN eran decadentes, débiles e indecisas y que dependían totalmente del gas y petróleo ruso. > > El genio se equivocó. > > El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell...

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