Autoridad democrática y obediencia civil

• Autor: Ricardo Marquisio
• Cargo: Profesor Adjunto de Filosofía y Teoría General del Derecho. Facultad de Derecho. UDELAR. Miembro Académico de la Sociedad de Análisis Jurídico.
• Páginas: 117-136

RICARDO MARQUISIO | Autoridad democrática y obediencia civil 117

AUTORIDAD DEMOCRÁTICA

Y OBEDIENCIA CIVIL

Págs. 117-136

Ricardo Marquisio*

Recibido: mayo 2017

Aceptado: junio 2017

Resumen: En este artículo planteo las condiciones que debería cumplir una auto-

ridad estatal democrática para generar el deber de obediencia civil. El punto de

vista relevante es el del agente moral autónomo para quien obedecer cierta forma

de autoridad debería ser constitutivamente necesario según fines que le son

atribuibles. Aceptado el ideal de autonomía como justificativo de la necesidad de

una autoridad democrática, puede caracterizarse la postura del desobediente civil

como la del agente moral que no dispone de la posibilidad de revisar de buena fe el

mundo social común que comparte con los restantes agentes morales y adoptar de-

cisiones sobre su conservación o modificación de acuerdo con las mejores razones

disponibles. Las implicancias de esta caracterización son la implausibilidad de una

postura genuinamente desobediente bajo condiciones ideales y la ilegitimidad del

castigo a esta bajo las condiciones normativamente deficitarias que hacen a nuestras

democracias reales.

Palabras clave: Autoridad democrática; desobediencia civil; derecho y moral.

Abstract: In this paper I pose the conditions that a democratic state authority

should accomplish to generate the duty of civil obedience. The relevant point of

view is that of the autonomous moral agent for whom to obey a certain form of

authority should be constitutively necessary according to the purposes attributable

to him. Accepting the ideal of autonomy as a justification of the need for a democratic

authority, we can characterize the position of the civil disobedient as that of the

moral agent who does not have the possibility of reviewing in good faith the common

social world that shares with the other moral agents and to take decisions on its

conservation or modification in accordance with the best available reasons. The

implications of this characterization are the implausibility of a genuine disobedient

stance under ideal conditions and the illegitimacy of punishment to it under the

normatively deficient conditions that make our actual democracies.

Key Words: Democratic authority; civil disobedience; law and morality.

* Profesor Adjunto de Filosofía y Teoría General del Derecho. Facultad de Derecho. UDELAR.

Miembro Académico de la Sociedad de Análisis Jurídico.

Ruptura | año 7, número 8 ISSN 1688-8162

118 Autoridad democrática y obediencia civil | RICARDO MARQUISIO

1. Introducción

¿Bajo qué condiciones el incumplimiento de los mandatos de una autoridad de-

mocrática puede considerarse desobediencia civil? ¿Es legítimo el castigo al desobe-

diente?

Argumentaré que, según requisitos de razonable aplicación para todos los agen-

tes dotados de autonomía moral, no se plantearían, bajo condiciones normativas

ideales, casos de genuina desobediencia civil a una autoridad democrática. En cam-

bio, dadas las circunstancias de hecho, normativamente deficitarias, en que se desa-

rrollan los procesos políticos de las democracias reales, la desobediencia civil puede

presentarse como una necesidad de los agentes autónomos y ello implica que no es

pasible de ser legítimamente castigada.

Se entiende por desobediencia civil la acción motivada por convicciones de con-

ciencia, razones morales o principios de justicia que implica el incumplimiento de

mandatos del soberano. La posibilidad de que alguien pueda incurrir en desobe-

diencia civil requiere: a) la existencia de un sistema jurídico cuyas reglas se aplican al

agente y del cual no es posible para este tomar distancia (excepto por la migración);

b) que el sistema sea aceptable desde el punto de vista del agente, ya sea porque

comparte sus características generales, ya sea porque las considera un paso hacia

condiciones generales que sí compartiría; c) que el individuo, públicamente y con

premeditación, rechace o desafíe (a través de un hacer o un no hacer) una ley, orden

o política (o la negativa de los gobernantes a adoptarla) porque cree que es injusta

(aunque el desafío puede dirigirse hacia alguna ley, orden o política que se percibe

como justa, ante la imposibilidad material de desafiar aquella que motiva la actitud

de desobedecer); d) que la forma elegida de ataque público a la norma cuestionada

no sea en sí misma moralmente condenable1. A veces se incluye entre estas estipula-

ciones la aceptación del castigo prestablecido para el incumplimiento de la legisla-

ción. Sin embargo, no se trata de un requisito esencial de la voluntad desobediente.

Dependiendo de los fines que busque con sus acciones (instalar el tema en la opi-

nión; presionar a ciudadanos y gobernantes), el desobediente puede estar dispuesto

a soportar las consecuencias jurídicas adversas o intentar evadirlas pero lo que, en

cualquier caso, acepta es el riesgo de que se verifiquen estas consecuencias. (Sobre

estas condiciones, ver Madden & Hare:85; Brownlee, 2012).

Más allá de estas consideraciones conceptuales, la razón concreta de justificación

de la desobediencia civil resultada materia de discusión.

Una línea de defensa la ubica el ámbito de la libertad de expresión: desafiar las

leyes de una comunidad que se consideran injustas o inmorales sería una instancia

de ejercicio del derecho a expresar sin restricciones la libre opinión. Sin embargo,

esta justificación implicaría llevar los límites de la libertad de expresión mucho más

1Algunos autores atribuyen a la desobediencia civil la condición conceptual de no violenta (Rawls,

1971: sec. 55) aunque otros cuestionan esta estipulación (Raz, 1979: 267). Otros, por su parte, califican el

requisito de la no violencia, excluyendo solo la agresión hacia personas y no contra propiedades (Zinn,

1968).