Forma y valores

AutorJaime Rodríguez Arana
CargoUniversidad de la Coruña
Páginas1-2
Revista de Derecho n.º 25 (enero-julio 2022) ISSN en línea 2393-6193
DOI: 10.22235/rd25.2898
Revista de Derecho n.º 25 (enero-junio 2022), 1-2 1
Forma y valores
Jaime Rodríguez Arana
ORCID: 0000-0003-0179-8731
Universidad de la Coruña
Correo: jaime.rodriguez-arana.munoz@udc.es
La relación entre la forma y la justicia es muy estrecha. En efecto, la forma está ordenada
y se explica en función de la realización de la justicia, siendo esta la de medio y fin. Esto proviene
de la teoría hilemórfica de Aristóteles, que tanto influyó en la matriz greco-romano-germánica
que carga el pensamiento y la cultura jurídica occidental aún hoy, afortunadamente, vigente en
tantas latitudes.
En este sentido, los valores superiores del ordenamiento jurídico, se expresan y
materializan en los principios generales del Derecho, que son el aroma en el que se mueven las
normas, o como atinadamente se ha señalado, el oxígeno que respiran unas normas jurídicas que
se abren y necesitan de esos principios para realizarse en el Estado de derecho. Es decir, el
Derecho es previo a la ley, que, para ser coherente y congruente en un Estado de derecho, debe
ajustarse y fundarse en el compromiso con la justicia y con la defensa, protección y promoción
de la dignidad humana y los derechos fundamentales de ella dimanantes.
En un Estado de derecho, los valores superiores del ordenamiento se encuentran
positivizados ordinariamente en la constitución, que se convierte en la Norma de las normas en la
medida en que las dota de esa savia nueva que les da vida y sentido, porque precisamente se
interpretan conforme a los valores constitucionales, que son los valores propios del Estado social
y democrático de Derecho.
En efecto, los valores y principios conforman la sustancia constitucional para los
parámetros propios del Estado social y democrático de Derecho. Allí reside el espíritu
constitucional, el centro de donde procede el dinamismo y las virtualidades de la constitución.
Son ese conjunto de valores, recogidos tanto en el preámbulo como en el articulado, los que dan
sentido a todo el texto constitucional y deben impregnar el régimen jurídico y el orden social
colectivo. En esos valores las formas jurídicas encuentran su sentido y su justificación.
En un Estado de derecho encontramos a la justicia, la libertad y la seguridad como valores
superiores del ordenamiento jurídico. En la idea de justicia late la convicción de que hay algo
debido a la humanidad, a cada ser humano. Por encima de consideraciones sociológicas o
históricas, más allá de valoraciones económicas o de utilidad, las personas se yerguen ante el
Estado, ante cualquier poder, con un carácter absoluto: son lo inviolable; el poder, la ley y el
Estado democrático se derrumbarían si la dignidad de las personas no fuere respetada.

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