Valores para el cambio

AutorSantiago Pérez Del Castillo
Páginas137-138
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VALORES PARA EL CAMBIO
SANTIAGO PÉREZ DEL CASTILLO
PALABRAS PRONUNCIADAS EN LA COLACIÓN DE GRADOS EL DÍA 8
DE OCTUBRE DE 2013 A JÓVENES EGRESADOS DE LA UNIVERSIDAD DE
MONTEVIDEO
Queridos alumnos, padres, miembros del cuerpo académico:
Obtener un grado universitario es un paso más en el camino de la vida. Quiero despedirlos animándoles
a una lucha. La lucha y el esfuerzo por alcanzar siete valores que son escasos en la cultura que nos rodea.
Ustedes, queridos alumnos, tienen por delante la tarea de contribuir a que se concrete el cambio para lograrlos.
El primero es el de la libertad; libertad para labrar su propia vida. Una libertad vivida que implica no ser
esclavos de los demás ni de nadie ni de nada. Una persona se realiza cuando es artista de su propia existen-
cia: no sólo hace cosas sino que se hace a sí mismo. Nuestra vida es un proyecto, un quehacer que tenemos
que llevar a cabo. El arte de vivir consiste en desarrollar los talentos recibidos. Se trata de afirmar: “Sigue
tu camino. ¡Sé tú mismo, realízate! Descubre tu forma individual, infalsificable que pensó Dios para ti. Y
ármate de valor para vivir de esa forma.” Entonces comienza una historia personal y única. El hombre que
utiliza la libertad comienza a vivir su propia vida. (Jutta Burgraff, Libertad vivida con la fuerza de la fe, p.31).
Cada persona puede llegar a ser feliz y hacer felices a los demás, pero desde lo que es, “desde” la fidelidad
a sí misma, que no es otra cosa que fidelidad al proyecto divino sobre su existencia. La libertad le es dada
para los demás. En el fondo, no es otra cosa que amor a los demás.
El segundo valor es difundir una cultura de trabajo. Debemos contribuir al cambio cultural que Uruguay
necesita en este campo. Se requiere una concepción de la empresa más sana y una concepción de la sociedad
más adecuada. Pero se requiere también de un cambio en la actitud de las personas frente al trabajo.
El trabajo es motivo de gusto. Es lugar para disfrutar. Por la satisfacción de hacerlo bien y gozar de la
tarea. La clave es el sentido de realización personal y el sentirse útil que lleva consigo.
Seriedad, profesionalidad y excelencia deben acompañar el trabajo. Ser exigente con uno mismo en la
calidad. El secreto está en el cuidado de los múltiples detalles, que terminan haciendo un buen producto o
un servicio de buen nivel.
La persona, cualquiera sea su posición, debe aprender a trabajar con otros. Hace falta encontrar en el
trabajo en equipo, un sitio de crecimiento personal; comprender que cada persona tiene algo que enseñar.
Fallan en esto quienes se dejan llevar por la autosuficiencia, por la falta de un espíritu de compañerismo, por
el exceso de autoestima, por la incomprensión con quien no reúne sus habilidades.
El tercer valor que les destaco es el cultivo de un espíritu emprendedor. De tener el coraje de arriesgarse.
Algunos tienen más iniciativa que otros pero todos debemos salir de nuestra inercia y mejorar. Si emprende-
mos y fallamos, habremos adquirido madurez para afrontar los reveces. Más de uno llega a la meta después
de cuatro o cinco intentos. Y aprendió con los fracasos.
El espíritu emprendedor es el resultado de personalidades ricas que saben proyectar un futuro rico y se
dirigen a él sin agotar su esfuerzo en la solución de los temas diarios. Que sabe soñar proactivamente con
realidades nuevas que exigen cambios en procesos y proveedores. El emprendedor sabe liderar, gestionar
personas, pero conoce también del trabajo asociativo o en equipo.

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